¿Por qué invertir en alimentos congelados? márgenes del 50% y 0 desperdicio

El sector de alimentos congelados en Argentina, considerado durante mucho tiempo una eterna promesa, comienza a mostrar signos de una consolidación definitiva. Impulsado por cambios en los hábitos de consumo, la búsqueda de practicidad y una mayor conciencia sobre la alimentación saludable, este mercado presenta una oportunidad de negocio con un potencial de crecimiento significativo para emprendedores e inversores.

El mercado argentino de alimentos congelados, aunque incipiente en comparación con potencias mundiales, muestra un dinamismo que atrae a nuevos jugadores y fomenta la expansión de los ya existentes. Según datos de la industria, el consumo local se sitúa entre los 2 y 3 kilogramos anuales por persona y el 80% de los hogares argentinos ya consume alimentos congelados. El principal desafío, y a la vez la mayor oportunidad, radica en la frecuencia. Un informe de la consultora ShopApp revela que el 52% de los consumidores compra estos productos al menos dos veces al mes.

Se proyecta que el mercado argentino de alimentos congelados, valorado en USD 8,191 millones en 2023, alcance los USD 11,246 millones para 2030. Este crecimiento se apoya en la misma búsqueda de conveniencia, salud y optimización del tiempo que impulsa la tendencia global.

“El principal desafío para crecer es terminar con los preconceptos de la gente, que asocia a los alimentos congelados con productos caros y de mala calidad. Pero la gran ventaja que tenemos es que, cuando el consumidor prueba la categoría, descubre la gran practicidad que ofrece”, destaca Walter Giaccaglia, CEO de Qüem, empresa de alimentos congelados.

Un informe de Conagra Brands sobre el futuro de los alimentos congelados para identifica tendencias clave que impulsan el mercado y pintan un retrato claro del nuevo consumidor: más joven, más audaz en sus gustos y más consciente de su salud. “Las nuevas generaciones buscan experiencias culinarias premium en casa, demandando productos con calidad de restaurante. A su vez, muestran una clara preferencia por sabores globales y audaces”, comenta Giaccaglia. “La salud también juega un rol protagónico, con un aumento en la demanda de opciones nutritivas, con control de porciones e ingredientes funcionales”.

Invertir en el sector de alimentos congelados ofrece una serie de ventajas competitivas que lo convierten en una opción atractiva, especialmente en comparación con otros rubros gastronómicos. La facilidad de operación y un modelo de negocio probado y sin riesgo son solo el punto de partida. Para un supermercado o almacén, apostar por los congelados no solo significa satisfacer una demanda creciente, sino también optimizar su propia operación. Las ventajas son claras y estratégicas:

1.Mayor rentabilidad: La industria de alimentos congelados presenta márgenes de beneficio atractivos, que pueden oscilar entre el 30% y 50% en tiendas especializadas.

2.Reducción de mermas: La larga vida útil de los productos congelados disminuye significativamente el desperdicio de alimentos, un problema crónico en la sección de frescos. Se estima que los alimentos congelados reducen el desperdicio alimentario en el hogar en un 47% en comparación con los alimentos frescos.

3.Optimización de inventario y logística: Una vida útil más larga simplifica la gestión de stock, reduce la presión sobre la cadena de suministro y permite una planificación más eficiente.

4.Disponibilidad constante: Permite ofrecer productos fuera de temporada, garantizando variedad en las góndolas durante todo el año y rompiendo las barreras de la estacionalidad.

5.Atracción de nuevos clientes: Una oferta moderna y diversificada de congelados, que incluya opciones saludables, gourmet y plant-based, atrae a segmentos de consumidores más jóvenes y de mayor poder adquisitivo, que hoy lideran las tendencias de consumo.

La experiencia de marcas como Qüem, con más de 10 años de presencia en el mercado, demuestra que, con una visión estratégica, inversión en calidad y un modelo de negocio adaptado al mercado local, es posible capitalizar esta tendencia. Para los emprendedores que buscan un negocio con bases sólidas y un futuro prometedor, el mundo de los alimentos congelados ofrece una oportunidad. Con esta convicción, Qüem ofrece un modelo de negocio diseñado para que pequeños comerciantes como dietéticas, almacenes o vinotecas para poder sumar un espacio de congelados con una inversión inicial accesible, que parte desde los US$2.500. Este modelo busca democratizar el acceso a un negocio de alta rentabilidad, con proyecciones de ventas anuales que pueden alcanzar una media de facturación anual de u$s 60.000.

“Para los supermercados y almacenes, ignorar esta categoría es darle la espalda al futuro. Invertir en una sección de congelados bien surtida, diversa y alineada con las nuevas demandas no solo potenciará las ventas y la rentabilidad, sino que también fortalecerá la lealtad de los clientes y posicionará al comercio como un referente moderno e innovador en un mercado cada vez más competitivo”, concluye Giaccaglia.